Menuda sorpresa me llevé estas vacaciones, después de lo de la
taba, cuando me fui con mi peque a una feria que montan en fiestas en la
plaza mayor de
Valladolid y me encuentro con esto:
es un
tiovivo, sí. Pero resulta que su decoración estaba formada por
Cariátides, las más famosas de las cuales son las del
Erecteion de la
Acrópolis de Atenas.
Es curioso comprobar cómo en los lugares más inverosímiles te puedes encontrar un referente clásico.
Pero no queda ahí la cosa. Este domingo me fui con mi peque al
circo. No era un circo de animales, sino la versión actual del
circo de la tele de nuestra época, ya que lo han heredado los hijos de los payasos de entonces. Una de las actuaciones la llevaba a cabo un intrépido
Guillermo Tell, que, imitando al mítico personaje, atravesó una manzana situada sobre la cabeza de una joven con una sola flecha. Y tras esto, seis lindas damas ataviadas con trajes medievales se situaron en fila una tras otra mientras sujetaban con sus manos un globo cada una. ¿Y qué sucedió? pues que el intrépido imitador del señor Tell atravesó con una sola flecha los seis globos y a mí me recordó la famosa escena de la
Odisea en la que Odiseo es capaz de
tensar el arco y atravesar con una sola flecha las doce
argollas.
Y que aún haya quien dude de la importancia de nuestras asignaturas...